lunes, 26 de enero de 2009

Derecho a la Vida Versus Derecho al aborto


Ante el planteamiento de una reforma de la ley del aborto en pro de una ley de plazos, es inevitable que surja (o resurja) el debate.
Hasta ahora la ley ha contemplado 3 supuestos:

1º: Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico de la especialidad correspondiente, distinto de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto. En caso de urgencia o riesgo vital para la gestante, podrá prescindirse del dictamen y del consentimiento expreso.
2º: Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación del artículo 429, siempre que el aborto se practique dentro de las doce primeras semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiese sido denunciado.
3º: "Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas del centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto.


Un problema de planteamiento habitual es confundir el debate de si uno está a favor o en contra del aborto (en el sentido de que la persona en concreto interrumpiría o no un embarazo) con el trasfondo real del problema: si hay necesidad de regular legalmente el aborto y en qué sentido.
Es una cuestión que tiene que trascender lo que uno haría o no en una determinada situación para llegar a plantearse qué es necesario y mejor para la sociedad. Pues no podemos negar que el aborto es (y ha sido desde tiempos inmemoriales) una realidad social.
Que algo no guste y se niegue no hace que ese hecho deje de existir.
¿Qué ocurriría si en nuestro país el aborto fuese ilegal? (En cualquier supuesto).
Seamos realistas, se seguiría practicando, los que tuviesen medios económicos viajarían a países vecinos y los que no, acudirían a clínicas clandestinas, cuando no a simples trastiendas improvisadas como quirófanos y, hasta en el peor de los casos, sin asistencia médica, con el consecuente riesgo añadido para la mujer.
Si me preguntan en lo personal: no, yo no lo haría. Para mí el amor que se llega a sentir por un hijo es el más inmenso e incomparable, incluso cuando este hijo aún no ha nacido. Y esto va mucho más allá de mis convicciones políticas o religiosas, se trata de un sentimiento mucho más personal, íntimo e intransferible. Y si digo que es íntimo e intransferible es porque no hay dos personas que vivan o sientan una misma situación exactamente igual. Todos podemos decir lo que haríamos o no en una determinada situación, y podemos creer estar seguros de nuestras afirmaciones, pero de lo único que podemos estar seguros es del aquí y el ahora.
Cada caso es único y nadie puede ponerse realmente en el pellejo de otra persona salvo cuando se vea en la misma situación.


¿Qué puede llevar a una mujer a querer interrumpir su embarazo?
Un hijo no buscado, que sea fruto de un abuso, no tener pareja estable, una ruptura con la pareja estable, relaciones extra-matrimoniales, riesgo para la madre, malformaciones en el futuro bebé, una situación económica precaria… mil motivos pueden llevar a tomar esta decisión: para algunas mujeres será una decisión fácil, para otras puede ser la decisión más difícil y traumática. No se puede generalizar.

Conozco personalmente casos que son ejemplos de ambos extremos: el primero el de una chica que quedó en estado joven, por lo que fuera acabó abortando, tal vez por miedo a la reacción de sus padres, a la sociedad, puede que su pareja no quisiera tenerlo… quién sabe. El caso es que es una decisión de la que siempre se ha arrepentido y el tema de los niños la trastoca sobre manera cuando sale en una conversación, hasta el punto de años después dejarle con los ojos humedecidos.
Pero también se dan los casos opuestos: otra chica que, en menos de un año, abortó hasta 3 veces. Y puedo asegurar que lo hizo con total frialdad y sin ningún quebradero de cabeza. ¿Y todo por qué? Por simple irresponsabilidad repetida una y otra vez.

Es evidente que es necesario legislar el aborto, aunque lo ideal fuese, puesto que no depende de nosotros que aparezcan riesgos para el futuro bebé o la madre, que cuanto menos no se diesen embarazos no deseados . Para ello es imprescindible la educación en materia sexual y la facilitación de métodos anticonceptivos a los jóvenes. Para ello empezando por el propio hogar.

La posibilidad de una ley a plazos supondría que durante x semanas (se plantean entre 12 y 16) el aborto no tuviese que cumplir ningún supuesto, salvo la voluntad de la madre de interrumpir su embarazo. Más allá de dicho plazo, se contemplarían supuestos.
Varios expertos coinciden en que para que una ley de plazos superara
el filtro de la jurisprudencia constitucional, tendría que adaptarse al modelo alemán, que exige obtener previamente un certificado de todos los estamentos de asistencia social -médicos, psicólogos...
Desde aquí pido por favor que se contemple en la legislación que no puedan darse casos como el antes descrito: 3 abortos en menos de un año. Independientemente de convicciones morales o religiosas y dejando a un lado los sentimentalismos, no soy médico pero dudo que sea inocuo para una mujer.

Se modifique o no la ley vigente, si abogo por que se haga el seguimiento necesario para asegurarnos de que la ley se esté cumpliendo. Hoy en día la gran mayoría de las interrupciones del embarazo “se aferran” al supuesto: "Que sea necesario para evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada".
¿Qué se alega? “Peligro para la salud psíquica de la madre”.
Se ha llegado a afirmar en prensa que se han encontrado informes psiquiátricos y psicológicos en blanco en determinadas clínicas. Sinceramente no me sorprende. En el caso que he comentado antes de los 3 abortos casi consecutivos la única pregunta que le realizaron a esa chica fue: “¿Estás segura?”.
Como psicóloga puedo asegurar que así no se hace un informe psicológico. No entiendo semejante falta de ética profesional.
Considero de gran importancia una valoración psicológica real, que de verdad se le expliquen a la mujer las alternativas que tiene, los medios de apoyo social con los que puede contar, que sea una decisión reflexiva y no impulsiva. Quien sabe, tal vez en un futuro habría que contemplar otras medidas como que la deducción de los 100 euros mensuales por hijos menores de 3 años pudiesen aplicársela los padres de la futura mamá (en el caso de que fuese menor o joven sin pareja y sin trabajo) puesto que serían los padres de ella los que asumirían los nuevos gastos; o tal vez la posibilidad de continuar con un embarazo en el caso de desacuerdo entre padre y madre si ésta no quiere seguir adelante, tal vez no sería descabellado otorgar al padre la custodia y potestad sobre el futuro bebé. No es tan fuerte como puede parecer a simple vista, es algo que por ende ya puede hacer la mujer, y de hecho lo hace cuando es ella la que decide continuar con el embarazo sin contar con el apoyo del padre biológico.

Este es un tema que podría llevar páginas y páginas de reflexiones, pero creo que con lo expuesto hasta ahora queda claro el trasfondo:

Yo digo Sí a la Vida, pero también digo sí a la regulación legal del aborto.


Desde aquí brindo mi sincero respeto a todas aquellas mujeres que hayan tenido que verse en la tesitura de tener que decidir, fuera cual fuera su decisión final, y mi más profunda admiración a todas aquellas mujeres que pese a verse inmersas en las situaciones personales más difíciles, decidieron seguir adelante y tener a sus bebés.

1 comentario:

  1. Hola, soy Dani y sigo sin saber como poner mi nombre en el encabezamiento de mi comentario :(

    Sólo decir que en este tema opino lo mismo que en de la legalización de las drogas: debe regularse, porque va a seguir existiendo, le pese a quien le pese. Por ello, debe apelarse a la responsabilidad de las personas y, desde mi punto de vista, un extremo importante que hay que aclarar es el momento en que aquello deja de ser una simple agrupación de células y pasa a ser una vida humana.

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